(siendo el corazón de esta palabra el que nuestro trabajo es una mercancía más que ofrecemos en el mercado).
No es algo peyorativo, hasta que entra el tema de la moral (que para mi, es solo un árbol que da moras, nada más), y decide qué trabajos sí pueden ofrecerse decentemente (qué tontería) y cuáles no (para mantener un orden que sólo sirve a algunos).
Mi trabajo ahora (por breve que pueda ser, al hacerlo en el corazón de una universidad que aspira a seguir el modelo europeo) será descolonizar, auqnue sea un poco, a los compañeros que apenas empiezan a ofrecerse.